El pasado 23 de abril tuvo lugar en Salamanca el XXVI Encuentro Regional de Catequistas. Reflexión, oración y convivencia entretejieron dicha Jornada. El tema referente de estudio se centró en el “Perfil de los/as catequistas a la luz del nuevo Directorio”. Nos orientó en dicha reflexión Juan Luis Martín Barrios, sacerdote diocesano de Zamora, entendido en catequesis y amigo de catequistas. Centró su reflexión en cinco apartados, acompasados por las respectivas introducción y conclusión. Tras responder a tres cuestiones sobre qué es un directorio, para qué sirve y por qué ahora, hizo un breve recorrido histórico por los tres directorios de la Iglesia desde el Vaticano II y subrayó las Orientaciones pastorales que, emanadas de dichos directorios, ha ofrecido en estos años la CEE.
A modo de decálogo, el ponente nos ofreció aquellos acentos y características propias del Directorio para la Catequesis (2020) y destacó los rasgos socioculturales que inciden en la transmisión de la fe hoy y que están subyacentes en dicho documento: la muerte de Dios como supuesto remoto, la muerte del hombre o segunda muerte de Dios, el deseo de búsqueda por parte del hombre y, en este escenario, anunciar siempre y en todas partes el evangelio (DC 1).
Tras indicar, siguiendo el itinerario de los cuatro últimos papas, como los/as catequistas son agentes y pacientes de la evangelización de la Iglesia, se centró en el objetivo del Encuentro: el perfil personal y ministerial de los/as catequistas, pues en ellos, identidad y misión han de estar estrechamente unidos.
Sobre el suelo sociocultural y religioso descrito, Juan Luis apuntó aquellas características que subyacen en el Directorio y cuyos aspectos son necesario proponer y alimentar en los/as catequistas. En concreto, también a modo de decálogo, señaló los siguientes: llamados a ser testigos de la fe que custodian y alimentan en sí mismos la memoria de Dios a la vez que la despiertan en otros; que experimentan la cercanía del Dios y vivo y el encuentro personal con Jesucristo; que vivencian el soplo del Espíritu y sienten la Iglesia en toda su hondura; que aprenden a ser expertos en humanidad y salen de sí al encuentro del otro (periferias e Iglesia en salida); que comprenden y compadecen a sus interlocutores para ofrecer la promesa de la esperanza; que son maestros en el arte de iniciar en la fe y la viven con alegría; que tienen experiencia del kerigma y cuidan esta dimensión en catequesis; que son llamados a ser mistagogos y educadores; que procuran ser expertos acompañantes en el camino (como en Emaús); y que viven en comunidad y corresponsabilidad con el grupo y la comunidad. Concluyó con el apartado Con María y como María, aludiendo al significativo texto de Lc 1, 26-56, en el que se nos narra el anuncio del ángel a María en Nazaret y la visita a su prima Isabel en Ain Karem. El ponente nos invitó a ver en María la imagen de la Iglesia y en Isabel la imagen del mundo. La Iglesia sale al encuentro del mundo llevando en sus entrañas al Verbo de la vida y al encontrase se abrazan y brota lo mejor que anida en el vientre del mundo… Y la iglesia canta el Magnificat…
Fotos: Diócesis de Salamanca y Delegación de Catequesis Diócesis de Salamanca