“La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia…
Es necesario, por consiguiente, que toda la predicación de la Iglesia, como toda la religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por ella…
Y es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que es, en verdad, sustento y vigor de la Iglesia, fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma y fuente pura y perenne de la vida espiritual…”.
(Concilio Vaticano II, DV 21)
Señor vengo del camino.
Busco el silencio y la soledad
para estar contigo. Hazme
ver la claridad de tu rostro.
Que me encuentre con tu
mirada al mirarte. Y al verme
mirado sienta que me amas y
mi corazón salte de alegría.
¡Ven, Espíritu Santo!
Enciende la luz en los ojos.
¡Infunde el amor en los
corazones!
BAJAR LA ORACIÓN:
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